La moderna teoría del control en el Estado, establece el CONTROL, en todos sus campos de aplicación, y que no es, y no puede entenderse, como una traba en la gestión de la prestación del servicio público; sino que es, y así debe asumirse, un valioso componente de dicha misión. La gestión del control ha sido instituida para que, actuando con independencia y armónicamente con la gestión administrativa, contribuya eficazmente al cumplimiento del fin esencial del Estado, que no es otro que el servicio a la comunidad. Por esta razón, la formación ciudadana para la participación en la vigilancia de la gestión pública (C.P. Art.270) y el apoyo institucional a los entes territoriales de nuestra jurisdicción en los aspectos técnicos de nuestra competencia, serán objeto de especial atención durante el cuatrienio. En este propósito, es necesario manifestar que la normatividad vigente, establece que los Planes Estratégicos de las Contralorías Territoriales deben centrar su carta de navegación en: Reconocimiento de la ciudadanía como principal destinataria de la gestión fiscal y como punto de partida y de llegada del ejercicio del control fiscal.

El carácter antropocéntrico de la constitución política de 1991, demanda que todo el quehacer administrativo, las instituciones y órganos del Estado deben estar al servicio del ser humano como individuo único, al que se le debe facilitar el camino en la búsqueda de la felicidad, a través del Estado como pater en todas las etapas del querer ser. La gestión pública, establece que para lograr la eficacia es necesario que los planes de gestión centren su atención en el ciudadano, por tanto deben diseñar estrategias para escuchar y atender permanentemente sus necesidades y expectativas, mediante la determinación de procesos eficientes en los que la definición, formulación y ejecución de políticas públicas este inmersa en mecanismos de participación, seguimiento y control, de tal forma que se satisfagan las expectativas y demandas de la comunidad con la prestación de servicios de calidad.